ilustración de una persona, vestida con una camiseta naranja y pantalones oscuros, subiendo una escalera mientras sostiene una computadora portátil. A la derecha de la persona, hay texto que dice "COMPETIC 2" apuntando con una flecha hacia "COMPETIC 3", sugiriendo un avance o progreso de una etapa a otra.
El Competic 3, equivalente al ACTIC 3 en Catalunya, se presenta como un nivel avanzado de competencias digitales. Está pensado para profesionales que ocupan puestos de responsabilidad en la administración pública, docentes, ingenieros o perfiles técnicos que necesitan acreditar un dominio elevado de la tecnología.
No cabe duda de que es un nivel exigente. Sus pruebas están diseñadas para evaluar la capacidad de crear, analizar y presentar información de manera avanzada. Sin embargo, al explorar sus contenidos y materiales, hay una realidad que no se puede ignorar: gran parte del examen y de las actividades son altamente visuales y, a día de hoy, no están pensadas para las personas con discapacidad visual.
Y aquí surge la pregunta: ¿qué ocurre cuando una persona ciega, que quiere optar a un trabajo como profesor, administrativo o ingeniero, necesita esta certificación y descubre que no puede acceder a ella por falta de accesibilidad?
La respuesta es clara: estamos dejando fuera a parte de la ciudadanía. La certificación ACTIC se define como una herramienta abierta a toda la población, sin distinción. Pero para que sea verdaderamente inclusiva, debe garantizar que cualquier persona, con independencia de sus capacidades visuales, pueda realizar las pruebas en igualdad de condiciones.
El reto no es solo superar el Competic 3: el reto de verdad es conseguir que la digitalización sea para todos, sin barreras que excluyan a quienes ya de por sí encuentran más obstáculos en el camino.

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