La imagen muestra a una persona de espaldas, con cabello oscuro y una camisa roja, caminando hacia una gran grieta en una pared de roca. La grieta está abierta, con fragmentos de roca cayendo a los lados. La persona sostiene un bastón blanco, típicamente usado por personas con discapacidad visual. A su alrededor, hay piedras dispersas en el suelo, y la luz ilumina el camino que la persona recorre en dirección a la grieta abierta.
Muchas veces me dicen:
“¿Para qué adaptar un examen si apenas hay personas ciegas que lo hacen?”
Mi respuesta es clara: porque la ley obliga a garantizar la igualdad de oportunidades, y porque aunque seamos pocos, nuestro derecho existe igual que el de todos.
Los niveles 2 y 3 de ACTIC están pensados sobre todo para formadores y funcionarios. Es cierto que pocas personas ciegas se presentan a esas pruebas.
Pero eso no puede ser una excusa: aunque solo hubiera una sola persona que lo necesitara, la adaptación debe estar disponible.
Además, no todas las personas ciegas siguen el mismo camino. Muchas se forman en braille o en cursos presenciales, donde el apoyo físico es más constante. Pero también hay quienes queremos usar la tecnología para aprender y ser más autónomas.
En mi caso, me atreví a examinarme con lector de pantalla. Sé que no soy la única que puede hacerlo. Si el camino estuviera libre de barreras, otras personas también lo intentarían.
Por eso insisto: abrir camino no es solo para mí, es para quienes vengan detrás.
Mi proyecto y este blog nacen con esa idea:
Quien conoce las barreras, también sabe cómo romperlas.

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