“Ilustración de una persona ciega usando un portátil, con un bastón blanco apoyado en la silla. Alrededor aparecen iconos de compras, documentos y dinero, representando trámites online. Estilo sencillo con colores planos.”
Cada vez hacemos más
trámites cotidianos por Internet: pagar una multa, pedir una cita médica,
consultar datos en Hacienda o renovar un documento. Para muchas personas es una
comodidad, pero para quienes usamos lectores de pantalla, no siempre es tan sencillo.
Los formularios mal
diseñados, los botones sin nombre, las tablas confusas o los archivos PDF
inaccesibles pueden convertir una gestión de cinco minutos en una odisea.
Pero la accesibilidad no
beneficia solo a las personas ciegas: también ayuda a personas mayores, a
quienes no dominan tanto la tecnología o a quienes hacen gestiones desde el
móvil.
Por eso, invertir en
accesibilidad digital no es un gasto, sino una inversión en inclusión y
eficacia. Si todos los trámites online fueran accesibles, ganaríamos en
igualdad y también en eficiencia.
Porque al final, la
digitalización debe ser para todos.

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